Hacendera Abierta _ Saberes, medio rural y tecnologías _, es una comunidad de investigación sobre tecnologías abiertas.
Empezó el día 13 de diciembre, pero es un programa que en la Fundación Cerezales Antonino y Cinia (FCAYC) ha ocupado mucho tiempo y esfuerzo previos.
Hemos conformado un grupo, en el que FCAYC es un miembro más al mismo nivel, que se reúne cada dos sábados en nuestra sede para, sin ninguna prisa, proponer métodos críticos y casos prácticos, compartir tiempo, saberes y conocimientos y, finalmente, relacionar del mejor modo que podamos tecnologías (entendidas en el sentido más amplio), políticas comunales y medio rural.
Mañana, 24 de enero del 2015, acogeremos una nueva sesión (la cuarta) de #HAbierta.
Las tres primeras sesiones nos permiten ofrecer una perspectiva inicial sobre este programa que proponemos a cuantos usuarios estén interesados en conectar saberes, medio rural y tecnología. Una perspectiva. Ni la única, ni la más autorizada.
Al comenzar este programa aceptamos algunas reglas que proceden de un modo de estructurar el tiempo y compartir responsabilidades, las hacenderas, propio de este lugar desde hace varios siglos. En relación a FCAYC, estas implican que somos una voz y un voto más en un colectivo. Es cierto que ese colectivo se reúne en la sede de FCAYC cada 15 días, pero es igualmente cierto que esto nos permite tener presente que esa sede es la antigua escuela del pueblo, cuyo uso nos ha sido cedido por un tiempo, pero cuya propiedad continúa siendo del pueblo de Cerezales del Condado. Es decir, nos vincula a un modo de hacer en el que somos un vecino más.
Nunca hemos descrito demasiado, en relación a los actuales debates sobre transparencia que, con independencia de que seamos una institución que parte de recursos de carácter privado, el pueblo, a través de la figura de su alcalde o alcaldesa, está representado en nuestro patronato con voz y voto; es decir, el pueblo tiene acceso a toda la información, gestión y política de FCAYC al más alto nivel: no solo la ve (publicar las cuentas sin posibilidad de incidir en ellas suena a transparencia low cost) sino que la aprueba o la rechaza. Insistimos, esto sucede en el marco que supone una institución privada como es FCAYC y somos conscientes de las dificultades que entraña. No nos atrevemos a proponerlo como modelo, sino a introducirlo como condicionante a la hora de asumir riesgos e investigar en torno a posibles estructuras y políticas culturales, que es algo que forma parte de nuestra labor.
HACENDERA ABIERTA, además, nos exige que propongamos el uso de recursos (económicos, instrumentales, laborales, infraestructurales) de la institución considerando las necesidades del colectivo y acotando nuestras «pulsiones» a la hora de autorrepresentarnos y donde incluiríamos: delimitar cuales son esos saberes, reglarlos, definir su relato, establecerlo, publicarlo, rentabilizarlo y finalmente, en su caso, convertirlo en un mayor crédito institucional.
Hemos participado en la decisión de crear un foro, usando la herramienta que proporciona Loomio , que tras estas primeras sesiones se está manifestando como una plataforma dinámica y un buen contenedor de información. La escala de estas sesiones, en las que están participando unas 25 personas de media, nos permite usar el foro en favor de la coralidad del grupo y minimizar la interferencia o el “ruido” que esa polifonía podría producir hasta el momento.
Hemos defendido y aceptado basarnos en el medio rural a la hora de localizar aspectos de interés para el colectivo e investigarlos, e igualmente hemos decidido que ningún punto de partida ante un tema puede ser incuestionable sino al contrario.
Por ejemplo, uno de los focos que estamos trabajando y que se recoge bajo el epígrafe «Mejores usos del agua en el medio rural» partía de la duda acerca del correcto aprovechamiento del agua de riego en el medio rural mediante los sistemas tradicionales. Eso nos ha llevado a contraponer la idea de «buen uso» frente a la idea de «eficacia» o la de industrialización.
En este momento indagamos acerca de si «regar a manta«, como se hace en esta región, recarga los acuíferos o si por el contrario una gran parte del agua se evapora y se dilapida; si este tipo de riego lava el terreno y lo empobrece o no; si esta evaporación se une a la “sudoración” de la masa vegetal y se convierte en una película húmeda útil al monte, como parece sugerir George David George Haskell en ese fantástico libro que es En un metro de bosque o esta es una posibilidad que depende de cada entorno; y si, finalmente, la tecnología con la que se modifica el fluir del agua en el terreno y que tradicionalmente ha sido un puerto con cuatro cantos rodados debe ser actualizada mediante una placa Arduino o es mejor conservarla por ecológica, no contaminante, económica, fácilmente reparable y testada.
Entre medias, siguiendo con este caso, reunimos, compartimos y contrastamos saberes populares y científicos sobre agua, árboles, riego por goteo, Arduino…
Trabajamos distribuidos en tres grupos: el citado sobre uso del agua, otro sobre seguimiento de animales (hemos comenzado a investigar en relación a abejas y colmenas, después de descartar trabajar con una colonia de Uros aterrizada en el pueblo de al lado y que no tenemos claro si son una especie invasora o no) y uno más sobre fabricación aplicada a explotaciones agrícolas y ganaderas (¿pueden generar no solo objetos sino micro-yacimientos laborales los ciclos de fabricación digital en los pueblos?).
Nos planteamos un cuarto entorno, para aquellos específicamente interesados en conocer el funcionamiento de herramientas del tipo impresión 3D, pero hemos acordado que no podemos ceñirnos a producir el enésimo catálogo de Yodas o llaveros, tan recurrente como contaminante en términos de consumo de plásticos y electricidad. Ha de haber más caminos para aprender a usar estas herramientas y debemos intentar que generen menos polución.
Acaba de incorporarse a las sesiones IDAR, una cooperativa relacionada con la electricidad, la electrónica y la automatización, que está trabajando en la obra de nuestro nuevo equipamiento. Como cooperativa dedican el 15% de sus beneficios a actividades sociales y culturales (por encima del mínimo del 6% que marca la legislación) y cuando les hablamos de HACENDERA ABIERTA lo vieron como una posibilidad para ellos tanto de enseñar como de aprender.
Por ahora solo es el comienzo y esperamos saber aplicar entre todos una buena economía en los recursos y en las energías para averiguar qué nos deparará el trabajo a largo plazo. Como en todo grupo hay concordancias y discordancias, intereses puntuales que interfieren con otros que parecen tener más carácter estructural y derivas. Como en todas las hacenderas habrá que escucharlas y negociarlas hasta lograr una decisión y un protocolo de actuación en favor del bien común.
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octubre 26th, 2015 → 09:05
[…] También se habló de la relación entre las crisis y el protagonismo de los comunes y se dieron a conocer otras experiencias relacionadas, como Eu amo fedellar o las facenderas abiertas de la Fundación Cerezales. […]